domingo, 16 de agosto de 2009

EL PAISAJE.


El Arte chino fue posiblemente el primero en tratar específicamente, o descubrir el paisaje: a partir del siglo V lo trabajaron como tema pictórico. Esto fue posiblemente debido a la introducción del budismo y su visión estética de la naturaleza, lo que fue muy favorable para la aparición de este tratamiento artístico. También es el paisaje un aspecto central del Arte del Japón. El arte europeo no comienza a considerar el paisaje hasta el Renacimiento. Desde el siglo XVI se va convirtiendo cada vez más en objeto de interés por sí mismo y no como fondo de una composición religiosa o de un retrato. Con la pintura de paisaje holandesa del siglo XVII (Jacob van Ruysdael) puede considerarse que se ha convertido en un género pictórico.[3] El siglo XIX será el de mayor impulso al género, sobre todo con la Escuela de Barbizon y el plenairismo (los pintores pintan al aire libre y no en sus gabinetes). Con ocasión de este nuevo interés por la plasmación del instante fugaz en plena naturaleza, se impulsa el uso de técnicas como la acuarela, que exige la mayor rapidez en la ejecución, aunque también se da un tratamiento muy intelectualizado, como el del impresionismo, que se basa en el estudio de la luz y sus variaciones, llegando al extremo del puntillismo.
Es curioso que en ciertos momentos cronológicamente diferentes de oriente a occidente, la geografía y naturaleza dejaron de ser objeto de temor, espacio simbólico de los poderes míticos o de los espíritus de la región, espacio del amar y el engendrar, pero también del parir con dolor, espacio de trabajo que con el sudor de la frente le arranca unos magros frutos a esa tierra que hay que temer y al mismo tiempo respetar ya que de ella vivimos y en ella morimos y terminó siendo también objeto estético, de belleza en las obras artísticas.
Para comprender el paisaje es necesario tomar en cuenta dos elementos personajes: el espectador y el paseante o viajero. No existe una estética en el paisaje hasta que ésta sea otorgada por el ser humano, el artista es quien la identifica y la reproduce. El responsable de la creación de un paisaje es el viajero, aquel sujeto que recorre las tierras, encontrándose con los espacios geográficos y se propone hacer una compilación de sucesos, de temas, de objetos, de elementos, dentro de un solo cuadro. El espectador sería aquel que es el beneficiario de los resultados, es aquel que disfruta una obra llena de Naturaleza donde el hombre y su necesidad de presencia ha sido borrado.

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